Liana M. Polanco
Nací en Santiago de los Caballeros, «la ciudad corazón», conocida como la segunda capital de la República Dominicana. Desde pequeña, la música ha sido una parte fundamental de mi vida. A los 9 años, comencé mis clases de piano, y a los 11, me uní al grupo de oración y coro parroquial de mi barrio, donde cantábamos en la Misa dominical. Fue allí donde aprendí mis primeros acordes en la guitarra. En aquellos días, no teníamos equipos de amplificación, así que varios tocaban la guitarra acústica, y al finalizar, mientras nos saludábamos y nos dábamos el abrazo de paz, las guitarras se quedaban en los bancos. Esa imagen me despertó una curiosidad inmensa. Empecé a pedir a mis compañeros que me enseñaran, y así, aprendí los acordes mayores y menores. Con mis ahorros y la ayuda de mis padres, compré mi primera guitarra y comencé clases con mi hermano y amigo Javier Vargas, quien luego me preparó para ingresar al Conservatorio Nacional de Música de la República Dominicana.
Tengo recuerdos muy especiales de esos años. Después del colegio, pasaba horas tocando la guitarra. Junto con otras chicas del grupo de oración, formamos el ministerio de música «Pupilas». Nos conocían todas las familias del barrio porque nos reuníamos semanalmente para tocar, cantar, orar, componer y disfrutar juntas. Todavía hoy, cuando logramos coincidir, hacemos lo mismo: entre risas e historias, ¡cantar mucho!
La vida tiene sus vueltas y, cuando llegó el momento de elegir una carrera universitaria, opté por estudiar Diseño Industrial, como le pasa a muchos músicos. Aprendí mucho y esas experiencias sin dudas me han formado como ser humano. También hice una maestría en Ingeniería en Manufactura y Gestión de Proyectos. He tenido la fortuna de estudiar fuera de mi país gracias a becas que me llevaron a Taiwán e India. Esas experiencias no solo me enriquecieron académicamente, sino que me hicieron ver que todos somos parte de una gran familia universal, somos parte de una misma raza, la «raza humana», hijos de un mismo Dios, y debemos amarnos y respetarnos por encima de nuestras diferencias.
Tengo dos hermanos que adoro, y tuvimos la dicha de crecer en un hogar estable. Mi mamá siempre ha cuidado de nosotros y nos consiente con sus deliciosos platos, no sólo a nosotros sino también a sus nietos. Mi papá, que era piloto, me enseñó a vivir con pasión. Su oficina estaba en los cielos, y hasta su último día, disfrutaba al máximo lo que hacía. Perderlo fue muy difícil, pero encontrar entre sus pertenencias la Biblia que le había regalado, intacta entre las cenizas, nos trajo consuelo, nos dio la certeza de que no estuvo solo en su último momento. Sabemos que está en un lugar mejor, disfrutando de la patria celestial.
Mi papá sabía cuánto me gustaba la música. Él también amaba cantar, y su papá, mi abuelo, era músico y sastre, tocaba el saxofón y el clarinete. Una de las canciones favoritas de mi papá era «Amigos» de Juan Luis Guerra, y es que así era él, un gran amigo. De él aprendí el valor de la amistad.
«Gracias por llegar hasta aquí y leer un poco sobre mi historia».
Después de casi 10 años dedicándome a temas de tecnología y educación, sentí una fuerte necesidad de volver a la música con mayor compromiso. Dios conoce nuestros corazones y nos respalda. A lo largo de los años, he dirigido coros, grabado guitarras, realizado arreglos musicales y participado en eventos internacionales de evangelización y adoración en países como: República Dominicana, México, Colombia, Estados Unidos, Perú, Bolivia, Argentina, Ecuador, Paraguay, Panamá, Costa Rica, Brazil, Guatemala, Puerto Rico, España e Italia. También he sido profesora de música y profesora universitaria, actualmente gestiono el proyecto de cursos virtuales «Centro de Estudios de Música Virtual JUBAL», especializado en la enseñanza de la guitarra. Y como dijo Mozart: «La música es mi vida y mi vida es la música».
He tenido la oportunidad de estudiar programas de música en Berklee College of Music de manera virtual y con profesores particulares, aprendiendo sobre armonía, arreglos vocales y arreglos para Bigband, entre otros. Ahora, estoy cursando la carrera de música con énfasis en guitarra Jazz en la universidad EAFIT, en Colombia. Este proyecto que estás conociendo ahora nace de mi deseo de compartir lo que he aprendido, llevando en mi corazón las palabras de los Hechos de los Apóstoles: «Hay más felicidad en dar que en recibir».